viernes, 4 de junio de 2010

Escribir

Un día como pocos comencé a escribir algo sobre la arena pero el viento furtivo lo hacía desaparecer rápidamente, eran instantes fugaces lo que duraba cada pincelada. Sin mas lo seguí intentando dejando zambullir mis palabras en el mar que sediento venía en busca de más. Parecía un juego sin finalidad pero lo escrito perdura en la lectura de quien quiere recordarlo, así que más tarde sobre papel volveré a estampar aquellas historias que la playa me prestó. Unas gaviotas revoloteaban haciendo acrobacias acompañando mi escritura como un festín que la tarde invitaba.
Fue maravilloso la experiencia de lo efímero, de lo que se borra sin poder capturarlo mas que en mis pensamientos, de la arena en blanco que cobija nuevas narrativas que el mar absorberá en su inmensidad mientras yo pensativa intentaré acariciar la posibilidad de un cuento que está por nacer.

2 comentarios:

  1. Me encantó el primer párrafo.
    Me identifique con esas palabras y ese momento que describis

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  2. experimentar lo efímero, difícil por eso intentamos perpetuarlo en el papel, hermoso Ana.

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