miércoles, 21 de julio de 2010

Madres II...?

No sé que me sucedió, no sé cómo pude hacerlo, lo único que se es que cada vez que la veía veía ese rostro. Ahora es tarde para arrepentimientos, lo único que queda en mis manos es la sangre derramada por una hija que tuve en mi vientre nueve meses.

El recuerdo de aquellos días, el día que me violaron, lo llevo tatuado con fuego lento. Fruto de ese pecado sin penitencia legó a mi vida una criatura que vino a recordarme al hombre que más odié. No pude soportar ver su mirada en la mirada de esa niña, no pude comprender que ella no era la culpable, pero era su descendencia, su sangre, sus genes.

Todo fue un impulso, no lo pensé demasiado tiempo, sólo seis días vivió esa niña llamada Dolores. Mártir de un padre que la procreó sin consentimiento, sin amor. Un día la encontraré y a lo mejor comprenda a esta madre inundada por su nombre, por la angustia de no poder separar dos cuerpos.

Empuñada con el cuchillo entre las manos, descuarticé a ese ángel, lo hice pedazos, lo trocé cual presa de carne. Cuando me vi terminando aquel espantoso acto comprendí que había matado al ser equivocado que por ese motivo iba a tener que pagar un precio muy alto.

Dibujada la escena se presenta en mis ojos cada despertar, porque también era carne de mi carne, pero estaba contaminada por el hedor de un hombre despreciable. Hundió su vientre con el mío para colmarme de un placer prohibido, de una siniestra emoción que al día de hoy me acompaña.

viernes, 9 de julio de 2010

Madres...?

Perdidas en los pensamientos de un suicidio en conjunto están hundidas esas mujeres que sin poder trasladarse a otro tiempo, huyen de esta realidad sin arrepentirse del sufrimiento que causaran a esas pobres almas que dependen de ellas.
Desconcierto de emociones mezcladas por no saber qué camino elegir, que rumbo seguir. No hay palabras para expresar este acto que repulsa la generación a un hueco sin final. Absorbidas por la tristeza y la furia deambulan en un espacio sin tiempo que predice la muerte inminente.
Desechas por la incertidumbre de lo que implica el más allá de un mañana sin futuro que se asoma por la superficie de una tempestad que se avizora un poco a lo lejos. Mujeres agotadas por la espera eterna de algo que no llega a tiempo ni a lugar.
Mareadas por momentos de desolación se asustan por el después, aunque ellas no lo vivirán. Creen que es la mejor manera de ser, de ser esa palabra lejana para ellas, de ser aquella que arrope al niño del frio, aquella que daría su vida por él, y por eso le quita su vida para luego ella desaparecer de la misma forma.
Trágico acontecimiento que derrama locura y muerte. Nadie se acuerda cómo comenzó a idearse sólo se sabe lo ocurrido, pero no quedan testigos, sólo unas lagrimas derramadas por los seres queridos que sobrevivieron a aquella situación.
Mujeres que no quieren descendencia, que maltratan su linaje, sin reparar en las consecuencias. Enraizadas en los jardines del olvido, no cuentan las rayuelas que podrían saltar, sin llegar al cielito lindo. Como un cuenta gotas se perfilan en hileras hacia un infierno desconocido, temido.
Aturdidas por los sentimientos que no paran de gritar sálvate!!! se escabullen en un trascender sin mañana. Porque mañana no existe, mañana no llega, sino que desespera.
Como si fuera una mercancía más, finge no tener un centavo para cambiarla y decide desecharla como basura ecológica que libera impurezas. Silencio perpetuado en un te quiero jamás pronunciado.
Sin matices su angustia se traspola en desesperación incontrolada, sucumbiendo en los cimientos de un amor que no fue. No hay instinto, no hay marcas visibles, no hay resurrección, no hay maleficios, solo desesperanza teñida de negro.
Miradas que no producen un ver sino que opacan la luz del día que se asoma por la ventana. Vientos cruzados que esparcen la agonía del no poder, la imposibilidad de amar.
Un salto al vacío y la eternidad los esperará derrapando las tristezas que anidan en sus cabellos. Ilusionista de un porvenir siniestro que recorta cicatrices de los cuerpos abandonados por el sideral espacio.
Viñetas desteñidas por el paso del tiempo. Inexplicable suceso que irrumpe en la vida de personitas que sin querer fueron a despertar en el más allá junto a ellas. Atadas a un pasado sin gloria gravitan entre la estela que dejó el sufrimiento de no ser mamá, no porque no pudieran sino porque no lo elegían. Sólo eran un pedazo de carne, un pulpo sin hoyuelos, que raspan y gritan en la asfixia de un abrazo esperado que nunca fue.
Atormentadas por el acontecimiento que iban a cometer, arrebatadas por el vacío de vivir sin aliento para sus hijos, sin palabras para donarles, sin patrones de referencia, perdidas en la nebulosa de incertidumbres, son lanzadas a la nada de su existencia, de su descendencia que desaparece, tras un ruido ensordecedor.
“En general, hay muy poca información sobre las motivaciones del filicidio; eso es porque el/la homicida se suicida después de matar al hijo, o porque simplemente declara no acordarse de nada, y el caso se liquida con la atribución de una presunta enfermedad mental. Hay también varios casos de filicidio catalogados bajo el “síndrome de Medea”, que es el caso del progenitor que mata al hijo para herir al consorte.”[i]
“El monólogo muestra que los hijos son suyos, son objetos de la madre, y ella puede hacer con ellos lo que quiere. Son tan suyos que finalmente se decide a matarlos para que no sean presos del enemigo, es decir, que les da la muerte por su bien.”[ii]
Es un tema que nos lleva a investigar diferentes motivaciones y razones. “Si sostenemos que el sistema del capitalismo, acoplado a la ciencia, forcluye el amor, destinándole al hombre una posición de objeto, de desecho, también los hijos se presentan como tales; especialmente aquellos que en los primeros años de vida no representan un valor de mercado y son entonces descartables.”[iii]
“Hay un silencio que asombra; una complicidad y temor de familiares, amigos y vecinos; una discreción que llega al autismo social. ¿A nadie pueden recurrir un padre o una madre antes de matar a su niño? ¿No hay palabra? ¿No hay a quién dirigirla? ¿No es escuchada? ¿Qué sucede con el instrumental simbólico?” [iv]
También están los casos en donde las madres padecen el síndrome de Munchausen, éstas causan daño deliberadamente a sus hijos y luego mienten sobre el origen de las extrañas dolencias para satisfacer su enfermiza necesidad de llamar la atención, a veces para salvar su matrimonio o ganarse la simpatía de los demás apareciendo como víctimas. “A estas madres les gusta el prestigio social de una enfermedad misteriosa; les gusta la proximidad a los profesionales médicos poderosos; les gusta la atención y el drama, la prisa de la adrenalina del la Sala de Urgencias. Además de eso, algunos parecían obtener satisfacción por aterrorizar a sus niños. “[v]
El misterio que envuelven a estas mujeres sigue interrogando las lógicas de hoy en día que se escabullen en cuestiones éticas, morales, que muchas veces opacan la realidad.
Mujeres, madres, asesinas, filicidas, que nos muestran el horror de la muerte mezclada con la locura de no poder ejercer una función.






[i] Madres y padres que matan a sus hijos Final del formulario
Por LUIGI CORRERA * pagina 12.

[ii] Idem
[iii] Idem
[iv] Idem
[v] Madres que asesinan a sus hijos Una profunda investigación sobre una realidad que pocos se atreven a admitir: el maltrato de los niños por parte de sus madres. Autor: Clara Eugenia Lara Dorantes